Cómo ser más proactivo en el trabajo
¿Conoces a esa persona que parece tener la vida completamente resuelta? Tiene éxito en el trabajo, lleva una vida personal estupenda, se las arregla para hacer ejercicio con regularidad y parece estar siempre preparada para todo.
El concepto de proactividad fue popularizado por Stephen R. Covey en su libro Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva: Lecciones poderosas sobre el cambio personal. Ser proactivo es el primer hábito que menciona.
En cualquier situación, ya sea en tu vida privada o profesional, hay un estímulo y una respuesta. En medio, está tu libertad para elegir cuál será tu reacción.
Si tus respuestas muestran que prefieres hacer planes a largo plazo y predecir posibles resultados futuros, lo más probable es que seas una persona proactiva. Sin embargo, si le cuesta tomar decisiones calculadas y no está orientado a la acción, significa que adopta un enfoque reactivo de la vida.
En su libro The Proactive Professional: How to Stop Playing Catch Up and Start Getting Ahead at Work, Chrissy Scivicque, experta en carreras profesionales, define las 5 P de ser proactivo (cada P de las 5 P de ser proactivo representa un verbo de acción) como:
7 hábitos sinérgicos
No hace falta haber nacido superdotado para cosechar los beneficios de ser proactivo. Es una habilidad que puede aprender y dominar cualquiera que esté dispuesto a dedicarle tiempo y esfuerzo. Aunque al principio pueda parecer una tarea imposible, aprender a tomar las riendas de tu vida no es tan difícil como crees. La clave está simplemente en comprender lo que significa ser proactivo. A continuación, desarrolle algunos hábitos que le ayudarán a conseguirlo. En este artículo se exponen los 10 mejores consejos para ser más proactivo en el trabajo y en la vida. Sigue leyendo para empezar a ser más proactivo.
Sí, ser proactivo es una habilidad que se puede aprender. Es una de esas habilidades que probablemente te resulten interesantes. Suele inspirar crecimiento personal, felicidad y éxito. Cualquiera puede utilizar el poder de la proactividad para conseguir más en la vida.
Empieza por tener la actitud adecuada. Las personas proactivas piensan y ven todo como una oportunidad de mejora. Aprende a tomar la iniciativa y a dar el primer paso hacia cualquier empresa. De este modo, estarás totalmente preparado cuando llegue el momento de actuar.
Empleado proactivo
Una vez que los pacientes dispongan de los macrodatos sobre su cuerpo, podrán ser proactivos en lo que respecta a su salud, reducir los costes sanitarios y fomentar mejores relaciones con sus médicos» -Alexandra Sifferlin Los directivos proactivos son planificadores; se anticipan a las crisis en lugar de reaccionar ante ellas» -Michael Tannenbaum et al.
Las personas que tienden a reaccionar ante un problema sólo cuando éste se ha agravado podrían denominarse personas reactivas. Hasta hace poco, reactivo (en este sentido) no tenía antónimo. Así que proactivo se acuñó para describir al tipo de persona que siempre mira hacia el futuro para estar preparada para cualquier cosa. Un buen padre intenta ser proactivo en nombre de sus hijos, tratando de imaginar los problemas a los que podrían enfrentarse dentro de unos meses o años. Los responsables financieros de una empresa estudian los patrones de los beneficios de la empresa para asegurarse de que no correrá el riesgo de quedarse sin liquidez en ningún momento del próximo año o dos. La proactividad sólo existe desde hace unas décadas, y a veces todavía puede parecer una palabra de moda.
Empezar pensando en el fin
Todos en algún momento de nuestra carrera nos hemos enfrentado a esa situación incómoda en la que algo nos sorprende y soltamos un comentario inapropiado que nos vino inmediatamente a la mente, para darnos cuenta: «¡Caray, qué estupidez!». ¿Cómo salimos de ese modo reactivo automático que a todos nos resulta tan fácil? Nuestro cerebro es un poderoso dispositivo que a menudo está en piloto automático guiándonos a través de las actividades diarias. Esto es bueno, pero de vez en cuando, zas, nos falla. Nos enfrentamos a una situación compleja que requiere delicadeza. Sabemos que queremos pasar de ser reactivos y automáticos a ser reflexivos y reactivos. Pero, ¿cómo hacerlo?
En primer lugar, debemos tener en cuenta el continuo en juego. En un extremo está nuestra reactividad automática normal y en el extremo opuesto la proactividad perspicaz. Justo en medio está la capacidad de respuesta.
¿Cómo navegamos por este continuo? ¿Cómo pasamos de reaccionar a responder y de ahí a actuar proactivamente? He descubierto que primero tenemos que aprender a responder antes de poder ser proactivos. Pasar de reaccionar a responder consiste en crear suficiente espacio mental para encontrar otras respuestas.