Ser proactivo

Empleado proactivo

Si hay algo de lo que probablemente todo el mundo podría prescindir, es de un entorno de alto estrés en el trabajo. Plazos inminentes, reuniones improvisadas, correos electrónicos sin contestar… a veces parece que hay un sinfín de problemas que hay que resolver.

Una forma de mantenerte al tanto de tu lista de tareas es aprender a enfocarlas de otra manera. Reaccionar ante una situación en el momento puede hacerte sentir como si tuvieras un montón de platos girando y esperando que no se caiga ninguno. Ralentiza tu proceso de pensamiento y sigue nuestros cinco pasos para crear una mentalidad más proactiva en el lugar de trabajo.

Lo último que querrás hacer cuando surja algo de repente en el trabajo es dejar que se quede sin resolver. Nosotros hemos pasado por eso, ¡así que lo entendemos! El problema de reaccionar constantemente y de forma inmediata ante un problema es que, en primer lugar, no te estás dando tiempo para comprender la situación.

No suele ser eficaz empezar a resolver un problema antes de tener toda la información necesaria para resolverlo. Cuando experimentas problemas que parecen tener que resolverse cuanto antes, tu cerebro puede volverse loco. Podrías acabar perdiendo el tiempo en una solución que ni siquiera es relevante para el problema en primer lugar.

Significado proactivo

Este artículo ha sido escrito por Jennifer Clark. Jennifer Clark es Coach de Evolución y Fundadora de Soulful Solutions, su empresa de consultoría de vida que ayuda tanto a individuos como a organizaciones a evolucionar y crecer hacia su máximo potencial, con sede en Ottawa, Ontario, Canadá. Tiene más de 20 años de experiencia ayudando a más de 8.000 personas con consultoría de vida, facilitación de talleres y formación para hablar en público. Recibió un Certificado de Gestión de Riesgos de la Escuela de Negocios Sprott en 2000, un Certificado de Maestría e Instrucción en Terapia Energética Integrada en 2004, y un Certificado de Entrenadora de Asertividad en 2015. Se licenció con honores en Ciencias Políticas por la Queen’s University en 1992.

¿Quieres ser una persona más productiva y orientada a la acción? Si sientes que siempre estás planeando y nunca haciendo, hay muchas maneras de cambiar eso. En este artículo, repasaremos 17 cosas que hacen todas las personas proactivas, desde actuar y asumir responsabilidades hasta controlar las emociones y centrarse en las soluciones. En este artículo, aprenderás todo lo que necesitas saber para ser una persona más proactiva.

Busca primero comprender, luego ser comprendido

¿Conoces a esa persona que parece tener la vida completamente resuelta? Tiene éxito en el trabajo, lleva una vida personal estupenda, se las arregla para hacer ejercicio con regularidad y parece estar siempre preparada para todo.

Según el diccionario Merriam-Webster, ser proactivo significa «actuar anticipándose a problemas, necesidades o cambios futuros». Ser proactivo significa pensar en el futuro y centrarse en las cosas que puedes controlar en lugar de en todas las que no puedes. También significa asumir responsabilidades.

Una de las características más importantes de una mentalidad proactiva es centrarse en las cosas que están bajo tu control: no puedes controlar el tiempo, pero tú eliges si llevas un paraguas y te pones calzado impermeable y, en última instancia, si volverás a casa seco o con los calcetines mojados. A veces las cosas que nos pasan no son culpa nuestra, pero siempre son responsabilidad nuestra, y las personas proactivas se dan cuenta de ello.

La mentalidad proactiva suele estar entrelazada con la mentalidad de crecimiento. Si tienes una mentalidad de crecimiento, no te rindes cuando te enfrentas a un reto, persistes; no ves los fracasos como algo malo, sino como la oportunidad de crecer; te inspiran los éxitos de los demás en lugar de la envidia; tu objetivo es crecer y mejorar continuamente.

Ejemplos de proactividad frente a reactividad

Hábito 1: Ser proactivo consiste en asumir la responsabilidad de tu vida. Las personas proactivas reconocen que son «reactivas». No culpan a las circunstancias, las condiciones o los condicionamientos de su comportamiento. Saben que pueden elegir su comportamiento. Las personas reactivas, por el contrario, suelen verse afectadas por su entorno físico. Encuentran fuentes externas a las que culpar de su comportamiento. Si hace buen tiempo, se sienten bien. Si no lo es, afecta a su actitud y a su rendimiento, y culpan al tiempo.

Todas estas fuerzas externas actúan como estímulos a los que respondemos. Entre el estímulo y la respuesta está nuestro mayor poder: tenemos la libertad de elegir nuestra respuesta. Una de las cosas más importantes que elegimos es lo que decimos. Nuestro lenguaje es un buen indicador de cómo nos vemos a nosotros mismos.

Una persona proactiva utiliza un lenguaje proactivo: puedo, quiero, prefiero, etc. Una persona reactiva utiliza un lenguaje reactivo: no puedo, tengo que, ojalá. Las personas reactivas creen que no son responsables de lo que dicen y hacen: no tienen elección.