Que es feedback

Beneficios de la retroalimentación

El feedback es una herramienta que puede ayudar a las personas a evaluarse a sí mismas y a evaluar su trabajo, así como la percepción que los demás tienen de ellas. Aunque los empleados y estudiantes necesitan recibir feedback, también es esencial que los líderes que creen en el crecimiento pidan una evaluación, den ejemplo y sirvan de inspiración para ellos.

Un estudio de Harvard reveló que la mayoría de los miembros de un equipo aprecian una evaluación honesta: más del 70% de los participantes afirmaron que creen que la productividad y el rendimiento laboral crecerían si los jefes les proporcionaran feedback. Además, más de la mitad de ellos coincidieron en que la evaluación constructiva es mejor que limitarse a destacar los éxitos y las cualidades.

El feedback profesional aumentará los efectos de la comunicación, tanto si se es directivo, miembro de un equipo, estudiante o colega. Por lo tanto, en la cultura del feedback, la evaluación debe utilizarse permanentemente, tanto en la vida profesional como en la personal.

El poder de un buen feedback proviene del hecho de que puede cambiar ciertos comportamientos y permite a la otra persona recibir una perspectiva realista de su acción. Por lo tanto, el feedback sólo es constructivo cuando se centra en el trabajo y las acciones de un individuo.

¿Qué es una buena retroalimentación?

Definición: El feedback es la respuesta del receptor de la comunicación al mensaje. Desempeña un papel fundamental, ya que hace que la comunicación sea eficaz. Además, sin un feedback adecuado, la comunicación se considera incompleta. Con el feedback, una persona puede expresar a otra sus sentimientos y percepciones sobre su comportamiento y estilo de trabajo.

En el proceso de comunicación, el receptor no sólo absorbe pasivamente el mensaje, sino que también le da una respuesta. Esto es lo que llamamos feedback.    Y lo que es más importante, ayuda al emisor a comprender la eficacia del mensaje.

A continuación, la respuesta puede ser verbal o no verbal. Es el último paso de la comunicación. Además, tiende a desarrollar un entendimiento entre las partes implicadas. Esto les ayuda a tomar una decisión beneficiosa para ambas partes.

La comunicación se refiere al intercambio de información o ideas entre emisor y receptor. Además, se dice que la comunicación sólo es eficaz cuando el destinatario interpreta el mensaje de la manera que el emisor pretendía.

Comentarios duden

Durante años se ha animado a los directivos a elogiar y criticar con franqueza casi todo lo que hacen los trabajadores. Pero resulta que el feedback no ayuda a los empleados a prosperar. En primer lugar, los estudios demuestran que las personas no pueden valorar de forma fiable el rendimiento de los demás: Más del 50% de la valoración que haces de alguien refleja tus características, no las de ella. En segundo lugar, la neurociencia revela que la crítica provoca la respuesta cerebral de «lucha o huida» e inhibe el aprendizaje. Por último, la excelencia es diferente para cada individuo, por lo que no puede definirse de antemano y transferirse de una persona a otra. Tampoco es lo contrario del fracaso. Los directivos nunca conseguirán un gran rendimiento identificando lo que consideran un fracaso y diciendo a la gente cómo corregirlo.

Por el contrario, cuando los directivos ven un gran resultado, deben dirigirse a la persona que lo ha creado, decirle: «¡Sí, eso!», y compartir su impresión de por qué ha sido un éxito. La neurociencia demuestra que crecemos más cuando la gente se centra en nuestros puntos fuertes. El aprendizaje se basa en nuestra comprensión de lo que hacemos bien, no de lo que hacemos mal y, desde luego, no en la opinión de otra persona sobre lo que hacemos mal.

Tipos de reacciones

La retroalimentación se produce cuando las salidas de un sistema se reenvían como entradas como parte de una cadena de causa-efecto que forma un circuito o bucle[1], por lo que puede decirse que el sistema se retroalimenta a sí mismo. La noción de causa y efecto debe manejarse con cuidado cuando se aplica a los sistemas de retroalimentación:

Los mecanismos de autorregulación existen desde la antigüedad, y la idea de retroalimentación empezó a introducirse en la teoría económica británica en el siglo XVIII, pero entonces no se reconocía como una abstracción universal, por lo que no tenía nombre[4].

El primer dispositivo artificial de retroalimentación conocido fue una válvula flotante para mantener el agua a un nivel constante, inventada en el año 270 a.C. en Alejandría (Egipto)[5]. Este dispositivo ilustraba el principio de la retroalimentación: un nivel de agua bajo abre la válvula, el agua que sube retroalimenta el sistema y cierra la válvula cuando se alcanza el nivel requerido. Esto se repite de forma circular a medida que fluctúa el nivel del agua[5].

Los reguladores centrífugos se utilizaban para regular la distancia y la presión entre las muelas de los molinos de viento desde el siglo XVII. En 1788, James Watt diseñó su primer regulador centrífugo siguiendo una sugerencia de su socio Matthew Boulton, para utilizarlo en las máquinas de vapor de su producción. Las primeras máquinas de vapor empleaban un movimiento puramente alternativo y se utilizaban para bombear agua, una aplicación que podía tolerar variaciones en la velocidad de trabajo, pero el uso de máquinas de vapor para otras aplicaciones exigía un control más preciso de la velocidad.